Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán...
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres
esas no volverán.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán...
pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día
esas no volverán.
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará...
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido, desengáñate,
así no te querrán.